lunes, 14 de enero de 2013

Sentimientos encontrados

Hoy he cumplido 48 años, y el regalo que he estado pidiendo mentalmente desde mayo, ha sido seguir trabajando, hoy de momento se ha cumplido, no sé por cuanto tiempo pero me he salvado de acabar en el paro, de momento no como mis compañer@os a los que ayer 12 de enero les partieron sus esperanzas, sus expectativas, su alegría y en definitiva su vida, todos pendientes de que un señor de correos les llevara un burofax, llamara a su puerta para entregarles una mala noticia, yo no estuve en casa, cuando volví  y abrí el buzón, vi que no había nada, por la noche me confirmaron que ya no le esperara, porque a mi casa no vendría.

Es tan difícil explicar lo que siento, por más que lo intente y lo hable, es difícil que alguien que no haya pasado por esta situación lo puede entender, hay quien me dice que lo estoy idealizando, que no todo ha sido un camino de rosas, es cierto, pero ahora se borran todos los malos rollos que algún día pudo haber y solo recuerdas los buenos ratos, lo que hemos aprendido unos de otros, como hemos crecido juntos dentro y fuera del terreno laboral y personal.
Puede que así sea, pero es como la relación de los hermanos de pequeños, te peleas, los criticas, te pegas con ellos, os ponéis de hoja perejil, pero que nadie que no seas tú se le ocurra tocarlos o hacerles ningún daño, porque entonces te duele a ti y quieres defenderlos como sea, se te pasan muchas tonterías por la cabeza, empiezas a pensar por qué yo sí y ellos no, en qué se han basado para elegir a unos pocos y mandar a otros muchos a la calle, no voy a ir de heroína ni hacer ninguna tontería, porque también sientes que tienes que defender lo tuyo, un trabajo y un sueldo…

Mañana iré a mi puesto, veré las mesas vacías, donde antes había una persona, un compañer@, un amig@, ahora solo habrá un gran vacío y mucha desolación, donde antes oías risas y voces, ahora se oirá un gran silencio, o como mucho los llantos de los que los echaremos mucho de menos.

Mañana veré las caras de los jefes que han contribuido a esta masacre laboral, y tendré que saludarles por cortesía, obedecerles e incluso en silencio agradecerles que yo no haya estado en su lista de eliminados.

Mañana entraré en el edificio más gris del mundo, al que le han robado muchas almas, y pasearé por sus plantas como un fantasma, acuestas con mis sentimientos encontrados.