martes, 23 de noviembre de 2010

Palabros inventados

Hay veces que me emperejilo, en pedir el chirifú ese de abrir las cartas que está al lado de la grapadora, o en decir de manera cariñosa pichurri, para referirme a mi consorte, o a un niño pequeñito, si un compañero es vaguete es un gandurrián, si me entra la gusa es por que tengo hambre, si me da un flus lo más probable es que tenga un cambio de humor que ni yo misma me aguante, cuando alguien se queda privado pensando en las musarañas, es que le ha atizado un parrús o un calandraque, que hay moscas o mosquitos pues utilizo un fusfrís para aniquilarlos, si algo sobresale de algo, es un pochoncho también aplicable a esas cosas que hay en la carretera, que son de plástico verdes y blancos o incluso vale para los conos que ponen cuando cortan un carril, paseando por la acera puedo encontrar un zuruñito de perrito y para terminar una discusión chimpun y se acabó.

Madre mía, va ser verdad, hoy mi compañera me ha dicho que digo palabras que no existen, y no me lo he creído, hasta que las he buscado en el diccionario y efectivamente, no aparecen.

Esto puede ocurrir por varios motivos:

Uno que veces no me sale la palabra que quiero decir y me invento una que me suene parecido, al menos en mi cabeza.

Dos, que tengo un vocabulario tan extenso que se me queda pequeño y debo buscar cosas nuevas.

Tres, que soy tan ceporra que en lugar de utilizar las palabras adecuadas para cada caso, prefiero ir diciendo por la vida palabros inventados.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Voy a ser tía carnal, consanguínea o como porras se diga.

Hasta ahora solo tengo dos sobrinos por parte de marido, y la experiencia de momento, ha sido bastante satisfactoria, pero resulta que voy a ser tía del hijo de mi hermano, y todo el mundo incluida la madre de mis ya sobrinos me dice: “ya verás, no es lo mismo para nada, vas a querer más al hijo de tu hermano”, y yo me pregunto ¿y eso por qué?.

Siempre he pensado que lo que hace que quieras más a unos o a otros es el tiempo que pasas con ellos, la famosa frase “el roce hace el cariño” la conocemos todos, y podemos asegurar que la mayoría de las veces es verdad, y otra cosa a tener en cuenta será la edad que tenga cada uno, es evidente que cuando los niños son pequeños son más graciosos, pero también dan mucha más guerra, así que por un lado tengo a mis sobrinos en grado de afinidad, luego a los sobrinos postizos, y al final a los sobrinos carnales o consanguíneos, pero lo único que va a diferenciar a unos de otros es la edad, cuanto más mayores se hagan unos más difícil se hará el trato con ellos y por más que me gustaría ser la tía guay, con la que puedan hablar de sus cosas, cuando estén en la dura edad del pavo, cuando sea la única que no me ría de ellos al cambiarles la voz de pito a barítono, cuando aunque tengan la cara llena de granos como una paella valenciana, les siga diciendo que están muy guapos, se que todo irá cambiando y la relación pasará a otra etapa, se pueden volver tan diferentes que no se les reconozca, y no quiero caer en eso de:” pues cuando eras pequeño eras más sociable y más rico”.

Así son las etapas de la vida, llegará esa en la que estarán a kilómetros de distancia aunque los tengamos al lado, no querrán saber nada de la familia, pero bueno todos hemos pasado por ello para luego volver al núcleo familiar.

Mi hermano por ejemplo ha estado en esa fase hasta hace casi dos años y ahora lo veo y no lo reconozco, pero bueno para cuado todo eso llegue, tendré otra oportunidad con el recién llegado, puede que sea cierto que las cosas serán diferentes, quizá por que tenga más confianza con mi hermano para poder comentarle ciertas cosas al respecto de su hijo, pues aunque con mis cuñados creo que también la he tenido, siempre uno se anda con más miramientos por cómo pueda sentar el comentario que hagas.

Total que lo que yo quería para empezar, es que fuera una niña, por aquello de que sea diferente a lo que hemos tenido hasta ahora, me hacía ilusión poder comprar otro tipo de ropa, juguetes, pelis, cuentos, y demás accesorios que no voy a poder regalar, al menos de momento, aunque no pierdo la esperanza, aún podemos ser tíos de una niña aunque no sea de mi hermano sino de mi otra cuñada.

De todas formas me voy a ir preparando para volver a ver que hace monerías, da sus primeros pasos, dice sus primeras palabras en portuespañol, en fin todas esas cosas que tienen los enanos, volveré a desempolvar mis trucos, mis historias, y espero que sigan funcionando para llamar su atención, al menos hasta que pasen los años y los volvamos a ver de manera distante aunque esta vez sea mi sobrino carnal, consanguíneo o como porras se diga.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Viaja conmigo al apasionante mundo de los aseos de mi oficina.

Supongo que llevar el mantenimiento de un gran edificio donde trabajan más de 1.000 personas debe ser harto complicado, como ejemplo el baño del núcleo de señoras que me corresponde por planta.

Ya al entrar es como si llegaras a un parque de atracciones, más parece que entras en El Viejo Caserón, la puerta de entrada se va hasta la pared y se queda encajada con lo cual o tiras de ella o se queda todo el rato abierta.
Das la luz y no se enciende, tienes que encontrar el punto G del interruptor, y bingo tienes 3 segundos para estar en el sitio de los lavabos, no da tiempo ni a llenar una botella de agua del supergrifo de agua fría que tenemos a prueba desde hace casi un año.
Y que como se ha corrido la voz y es el único baño que lo tiene es frecuentado por personal de otras plantas.

Luego llegas a la Casa de los espejos, el baño se compone de un gran espejo que ocupa la pared donde están los 5 lavabos, solo hay dos dispensadores de jabón uno a la izquierda del todo y otro a la derecha del todo, al lado del de la derecha se encuentra un dispensador de papel de manos que se acaba en dos días si llega, otro dispensador de vasos de plástico, que cada vez intentas sacar 1 salen 5, y también situado a la izquierda al lado de la ventana hay un calefactor de aire caliente, esto se puso con posterioridad, pues el lumbreras que lo diseñó, y que era un hombre, no necesitaba estar mucho tiempo en el baño, ni se lavaba las manos, ni se lavaba los dientes, ni tenía que bajarse los pantalones o las medias y volver a subírselas para hacer pis, pues con bajar una minicremallera y sacar el pajarito apuntando al urinario tenía bastante.

Como en la atracción El Aserradero los grifos de los lavabos tienen agua fría salvo los dos de los extremos que son de agua caliente (suponemos que es para ahorrar), y como en verano había que dejarlos correr para no quemarnos los morrillos, pusieron un grifo especial con un dispositivo que la va enfriando. para que no gastemos más agua de lo debido.

Luego están las llamadas cabinas (son cubículos con la taza del water y la cisterna) en la primera es como si estuvieras en Las Sillas Voladoras, te sientas y se bambolea como en un columpio, ya hemos dado varios partes, incluso se ha salido el agua por debajo, lo arreglaron con silicona, pero eso no sujeta y se sigue moviendo, además cada vez que tiras de la cadena ya puedes estar lista para salir corriendo, pues aquello parece un tsunami o las cataratas del Niágara, el agua salta casi 10 cm por encima de la taza.

Justo al lado está la segunda cabina, en esta es todo lo contrario tiras de la cadena y salen 2 gotitas de agua, entonces tienes que seguir dando a la manivela como si fueras Laura Ingalls en la Casa de la Pradera y estuvieras bombeando agua, que viniera del más allá, hasta que por fin a la décima, obtienes otro tsunami. En este baño solemos tener altercados del tipo entro y me encuentro todo lleno de papel y pis o lo peor papel y pos, que como entres después de subir de desayunar te dan las arcadas de la muerte.

La tercera cabina, funciona más menos bien, pero la debieron hacer para las 7 enanitas pues todas tienen una percha a la misma altura excepto esta, que está casi a la altura de la rodilla, si cuelgas el abrigo te arrastra fijo.

Luego tenemos la cuarta cabina o directamente “el cagódromo popular” debe ser que al estar al final del todo es como más íntimo, lo único malo es que las que lo utilizan para ese menester tampoco se acuerdan de las que vamos detrás.

Por todas estas cosas, cada mañana cuando llego, viajo al apasionante mundo de los aseos de mi oficina.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Mi primera vez en Londres

En tan solo dos días y medio es muy difícil conocer una ciudad, pero al menos te haces una buena idea.

El viaje siempre es lo más duro, la excursión comienza cuando sales de casa a las cuatro de la madrugada, vas a buscar a los amigos con los que viajas, llegas al parking de larga estancia en el pueblo de Barajas, allí te montas en un autobús que va a la T1, donde te montas en otro autobús que te lleva a la T4 allí facturas y pasas el control, luego te montas en un trenecito que te deja en la T4-S (satélite) y por fin embarcamos por los pelos, la sorpresa del desayuno, la comprobación de lo poco que se tarda cuando ya has despegado, hasta que aterrizas en un mini-aeropuerto en medio del Támesis, viendo sorprendidos como pasan las regatas casi tocando las alas del avión.

Y justo entonces comienza la carrera contra el tiempo, y eso que nos fue de gran ayuda la hora menos local y el cambio horario europeo, que nos hizo ganar en un plis dos horitas más que rascar.

Si a esto añadimos que íbamos con la persona más rápida del universo conocido, la paliza de correcaminos estaba garantizada.

Del aeropuerto London City nos montamos en un tren/metro hasta el macro-hotel Royal Nacional, bastante céntrico en la calle Russell Square la cosa más enorme de hotel en el que hayamos estado. Aquello parecía una estación de tren, todo el rato entrando y saliendo gente, autobuses, taxis, etc., la mayoría de los trabajadores eran indios o pakistaníes cada uno en un puesto de diferente clase, los primeros estaban en la recepción y los otros en la cafetería y limpieza, vamos la misma diferencia social que aquí más o menos, o que en la serie Arriba y Abajo.

De los ingleses no puedo opinar, pues yo no hablé con ninguno, pero el traductor que llevábamos, si que interactuó con algunos y fueron bastante amables y simpáticos. Yo esperaba la famosa flema inglesa, pero nada ni un mini gargajillo, creo que Londres está ya muy cosmopolitanizado, y eso es lo bueno o lo malo, que todo se mezcla y se pierde el original.

Esperamos volver algún día no muy lejano y verlo y disfrutarlo con más tranquilidad, pero de momento le doy un Notable bastante alto a mi primera vez en Londres.