La
buena suerte no es para siempre, desde hace unos años vivimos una mala racha en
la salud y en las vidas de los que me rodean.
Y
aunque mi positividad siempre ha estado por encima de la negatividad en estos
asuntos, llega un día, un momento o un espacio de tiempo en el que mi cabeza
hace un cortocircuito y me la juega.
Hoy
ha sido ese día, porque además de lo que ya tiene uno mismo, ocurren más
desgracias, que van como rebosando ese vaso imaginario del aguante, todo nos va
haciendo un agujero como la gota que siempre cae en el mismo sitio y va
horadando hasta una roca por muy dura que esta sea, hoy mi vaso ha llegado al
límite.
Además
de las enfermedades familiares, nos hemos enterado de otras cosas, como que el
hijo de un ex compañero, que después de estar un año en coma, despierta pero
sigue siendo como un vegetal, y piensas en cómo se sentirán esos padres y toda
esa familia que sufre tantísimo, o en los padres de otra compañera/ya también amiga,
que han sufrido un accidente de coche y para evitar un choque han atropellado a
una persona, entonces como siempre y sin quererlo hacer, empatizo con todos
ellos, de tal manera me pongo en su lugar que en mi cabeza no caben más
desgracias, y empieza a entrarme una angustia tal que desfallezco, yo que me
creo tan fuerte, tan fría, tan, yo puedo con todo, a mi nada me puede minar la
moral, pues voy y peto como un ordenador que se queda colgado, me caigo con
todo el equipo y se me nubla la razón, me entra un gran agobio, me cuesta
respirar, tengo un gran nudo en el pecho, me entra ansiedad y antes de que me
dé un ataque de pánico y rompa a llorar, pregunto a mi compañera que si tiene algo
que me pueda relajar como un Lexatin o similar, porque realmente me encuentro
fatal, pero solo tiene Diazepam, me lo da y me lo tomo, sin pensar en nada más
que en relajarme un poco y volver a poner distancia entre las desgracias y yo.
La
ingesta del medicamento ha tenido lugar, sin haber comido nada antes y el
efecto ha sido inmediato, nunca he tomado drogas, pero me imagino que debe ser
lo más parecido que se siente al tomarlas.
De
repente me ha transportado a un mundo feliz, lleno de paz y tranquilidad, nada
tenía la importancia que yo le había dado, todo tenía solución, estaba
relajada, los párpados y las extremidades me pesaban, hablaba con mucha
lentitud, en dos palabras, me ha dejado groggy, lo cual ha hecho que mis
compañeras se lo hayan pasado pipa, al menos ha tenido dos efectos positivos
uno efectivo en mi persona y otro producir una risa franca, desinhibida contagiosa,
liberadora, conveniente, oportuna, beneficiosa, saludable agradable, al fin y
al cabo, muy necesaria, aunque espero que la pobre que ha venido más contenta
que unas castañuelas, no se haya creído que nos reíamos de ella.
Por
eso a partir de ahora considero al Diazepam, un nuevo amigo, pero sin derecho a
roce, pues me temo que su consumo debe estar solo indicado en caso muy pero que
muy contados.