lunes, 16 de abril de 2012

Adiós Marilina, viví tu despedida a lo Berlanga

Una familia ha perdido a uno de sus miembros más queridos, unos amigos han perdido a casi una hermana, una comunidad ha perdido una buena vecina, un pueblo ha perdido casi una hija predilecta, alguien que te hacía sentir de la familia desde el primer día, que estaba siempre pendiente de todos, que la gustaba el buen yantar, y tomarse el aperitivo rodeada de mucha gente, se nos ha marchado una mujer que con su alegría hacía más fácil lo difícil.

Ya no volveremos a oír sus chascarrillos, ni sus historias, ni sus coletillas, ya no llamará a su Chache para comer juntos, ni la oiremos decir Charly, ni acabará una frase con su ¡Ea! en la escalera no volverá a oler a mermelada, ni hará conservas para todo el año, ni probaremos sus ricos guisos, ni sus galletas, ni su pipirrana, ni sus rosquillas.

Lástima que se haya perdido su sabiduría, una mujer llena de vida, y optimismo que disfrutaba de todo lo que podía porque sabía que aquí estamos pasando solo un rato, cuando la vi por última vez aún estaba viva, aunque ya no lo pareciera, lo estaba porque respiraba y se movía, pero ya no quedaba más que su cuerpo que era la sombra de lo que había sido.

Ha sido la primera vez que he visto tan cerca a alguien a quien le quedaba tan poco tiempo de vida, pero no solo porque todos lo supieran sino porque era palpable que se iba, todos estaban preparados, no se si ellos ya lo habrían hablado antes, pero había un gesto de resignación en su marido e hijo, que la gente confundía con entereza, yo creo que estaban en armonía los tres, que no querían que fuera más triste de lo que ya sabían que sería.

Y una vez cambiada la vida por la muerte, empezó esa travesía del despido, de la cama del hospital a un escaparate en un tanatorio para ser visitada por todos los que la conocieron, y el velatorio. No entiendo esta parte, pero es lo que parece que hay que hacer, al menos para que la gente vaya a dar sus condolencias a los familiares, un trasiego de gente primero en Madrid, y luego en su pueblo.

Hay verdaderos expertos en estos temas, su protocolos, el pasar la noche en vela, hablando y recordando, para cuando ya se ha ido la mayoría de la gente, compartir un sueñecito en el calor de la sala junto a ella.
Para por la mañana desayunarse con lo que seguro lo hacía ella y la mayoría del pueblo, un café y sus churros.

Hasta aquí todo normal, en estos casos la organización es muy importante, cuando tiene que estar toda la familia, si puedes irte a descansar un par de horitas, y por supuesto hay que tener prevista la intendencia.

En nuestro caso llevábamos bien planificada la manutención de al menos las ocho personas que somos del mismo núcleo familiar, pero....en estos casos siempre surgen imprevistos, y adjuntos con los que en un principio no se contaba, y gracias a la casualidad o a cosas típicas de los pueblos, en la casa se presentaron unas señoras portando un perolón de no se cuantos kilos con un cocido recién hecho calentito y todo, nos lo dejaron y nos dijeron, que iba a venir a comer bastante gente.

De repente, comenzó a llegar gente que yo no conocía y empezamos a servir como en la mili, a rancho, estábamos ensimismados en meter la carne que antes alguien había sacado que tan pronto oíamos entrar a tres y salir a dos, como salir a cinco y entrar a cuatro, cada cual cogía un plato, lo servíamos y se iba a comérselo a la cocinilla, acababan y se iban, eso duró desde la una hasta las dos y cuarto que por fin dejó de venir gente y pudimos comer los de la casa, y rapidito porque teníamos que salir escopetados o no llegábamos al traslado del tanatorio a la iglesia.

Y en la iglesia a la que yo en estos casos no suelo entrar para no escuchar las palabras que otros dicen y que van haciendo que se te coloque tal nudo en la garganta que no te deja ni respirar, los ojos se van llenando de lágrimas silenciosas hasta que no pueden más y caen precipitadamente por tus mejillas, y te sumerges en un llanto tranquilo de infinita pena, y luego sales corriendo para que nadie vea que eres débil, no puedes permitirte que piensen eso de ti, y te recuperas, y remontas y vuelves a tener el semblante de yo soy impertérrita.

Pero todo eso es pura fachada, pues tus sentimientos atados y amordazados, están a punto de ebullición y de vuelta a casa cuando todo ha terminado pasan unas imágenes por tu cabeza, lo ves todo como instantáneas, vas hablando y sin querer conduciendo la conversación por unos derroteros que sabes que van a acabar en un sollozo infinito del que es muy difícil salir, escapa a borbotones, tanto que es imposible parar, que no te permite hablar, y que aunque pase el tiempo y una noche por medio, si lo intentas contar notas que la voz se va quebrando y sientes esa pena tan honda que has intentado camuflar.

Yo dentro de lo triste de la situación, agradecí mucho tener que estar ocupada pues mientras tienes mucho que hacer no demuestras tu sensibilidad, la escondes para no parecer débil, no quieres que te vean llorar porque sabes que el llanto, al igual que la risa es contagioso, y no quieres que nadie se sienta arrastrado por no haber sido fuerte y dar una apariencia exterior que no se corresponde con lo que sientes, quizá porque no te crees en el derecho de sentir el mismo dolor que el resto que son más allegados que tu, te aferras a hacer algo, lo que sea para no darle vueltas a la cabeza, incluso le sacas la nota divertida o pintoresca, siempre intento que todo sea más llevadero incluso este triste adiós Marilina viviendo tu despedida al más puro estilo de las películas de Berlanga.

domingo, 1 de abril de 2012

La casa de Pin y Pon

Esta es la historia de cómo nos liamos la manta a la cabeza, después de soñar cómo nos gustaría tener una casita a nuestro gusto.

Primera Parte: La decisión

Después de mucho cavilar pensamos comprarnos una casa en el pueblo para tener más intimidad y no tener que ir de ocupas a la de mis suegros, poder hacer más lo que queramos, o lo que no queramos, invitar a amigos, a familiares, etc.

Empezamos a indagar qué terrenos se vendían, los que nos gustaban costaban un pastizal, los baratos no acabábamos de verlos como casa, pero al final nos decidimos por lo único que podíamos pagar e imaginamos lo bonito que podría quedar ese pajar alargado cual caja de zapatos, de 17 por casi 5 metros de eslora, nos devanamos la sesera intentando que en ese espacio pudiéramos tener una o dos habitaciones, una cocina, un baño, un salón-comedor y un jardincito, y como mucho que fuera de dos plantas, para qué más.

Segunda Parte: Los que realmente mandan

Cuando la cosa estuvo más menos cuadrada, nos fuimos a ver a un arquitecto y le llevamos los planos del terrenito y nuestra idea de segunda vivienda, él nos dijo que porque no hacíamos una rehabilitación que costaba menos y que quedaría bastante bien, total que le dejamos hacer su proyecto, quedaba muy bonito y bucólico pero nada práctico ni funcional para lo que queríamos (ahora me arrepiento bastante de no haberle hecho caso), por lo que probamos con otro señor arquitecto, el cual nos planteó otra cosa bien distinta a nuestra idea original, explicándonos que por tales y cuales normativas, no se podía hacer lo que nosotros queríamos.
Total que al final con tanta historia dijimos bueno pues nada acatamos los dictámenes del señor que entiende más que nosotros y de repente cuando volvimos a verle, nos sacó unos planos de un chalet acosado con garaje incluido. Menuda moto nos había vendido, aquello no era para nada la idea original, pero al final claudicamos y comenzamos a buscar constructor.

Tercera Parte: Imprevistos y retrasos

Llamamos a varios constructores algunos del mismo pueblo y otros de los alrededores, para pedir presupuesto, bueno o eso creíamos nosotros, al final ganó uno del mismo pueblo que se adecuaba más a nuestros ahorrillos, y empezamos los trámites pestinentes, solicitar y pagar licencias, derribos, etc,. La cosa empezó complicándose un poco pues no podíamos derribar un muro o se caía la casa de al lado (de eso el arquitecto y el aparejador no nos habían dicho ni media) tras bastantes meses de retraso conseguimos hacer entrar en razón a los cinco herederos de la casa en ruinas, y por fin nos dieron su beneplácito para echar abajo esa medianera y con ello el tejado, corriendo de nuestra parte el coste del mismo.
Ya estaba todo dispuesto para empezar a levantar.

Cuarta Parte: Comienzo de la obra en sí

Empieza la obra en si, y hemos ido viendo los cimientos, las vigas, y como poco a poco, ladrillo a ladrillo aquello iba subiendo y subiendo, ya tenemos toda la estructura terminada, con sus tabiques interiores, sus huecos para ventanas y puertas, fuimos a marcar los puntos de luz y calefacción, nos devanamos los sesos pensando la mejor distribución para los baños, y por fin todo quedó delimitado y ajustado.

Quinta Parte: Revestimientos

Tras mucho mirar aquí y allá, buscando los materiales para revestir la casa, creo que lo único que se parece a la idea original son los azulejos blancos de los baños, pues el resto no ha podido ser como queríamos, o bien porque al principio no encontrábamos los materiales que queríamos, o bien porque una vez que los encontramos el precio era prohibitivo. Por fin encontramos todo en una misma empresa y ya lo hemos pedido y se lo han servido al constructor que cuando fuimos a indicarle qué era para donde, empezó a decirnos que si habíamos cogido porcelánico que es más difícil y costoso de poner, que si no es poroso que si el pegolán es mucho pero mucho más caro como cuatro veces más, total que nos hagamos a la idea de que la cosa va a ir subiendo.

Lo mismo nos ha ocurrido con la fachada, ¿donde ha quedado esa idea bucólica de casita de piedra de musgo?, pues en eso en sólo una idea, pues por razones que no voy a explicar según el constructor, no podíamos ponerlas por tema de dimensiones de las mismas, al final granito y monocapa,

Sexta Parte: Ventanas y puerta del garaje

Otra cosa a elegir y que más menos teníamos clara, puede que sea de las pocas cosas que espero sean como pensamos, las ventanas oscilobatientes en aluminio (aunque todo el mundo nos dice que mejor el PVC que es más cálido) con rotura de puente térmico, con persianas y mosquiteras todo en color madera. Mucho correr, pero sin las piedras de granito que hay que poner antes no pueden hacerlas pues no saben las medidas exactas.
La puerta del garaje iba a ser igual que las ventanas y con unos tragaluces, pero también nos quitó la idea el propio vendedor, así que será marrón como las marquesinas y ciega del todo.

Séptima Parte:Comienza del revestimiento

Parece ser que empezaban esta semana, ya veremos que nos encontramos en la casa de Pin y Pon.