¿Qué
le está pasando a la humanidad?
¿Por
qué nos sentimos más dolidos con unas desgracias que con otras?
¿Por
qué solo existen personas de primera y de cuarta?
Nos
hartamos de ver en la televisión, imágenes sangrientas cada día, pero solo nos
consternamos cuando ocurren demasiado cerca.
Una
cosa es verlas en la caja tonta que en parte nos une y casi siempre nos aleja
de la realidad y otras pensar que nos puede pasar en vivo y en directo.
Vemos
niños que pasan hambre, nos cuentan que mujeres han perdido la vida con la
violencia de género, todos los días nos dan las cifras de muertos en accidentes
de carretera, conocidos, amigos y familiares fallecen por culpa de
enfermedades, vemos que hay huracanes, tsunamis, terremotos, meteoritos, guerras,
que destruyen hogares, que cercenan cuerpos, que acaban con muchas vidas, ¿qué
es lo que hace que en unos casos nos sintamos más apenados que en otros?
La
lejanía o cercanía de los sucesos, no es lo mismo sabernos a salvo cuando las
desgracias ocurren en la Conchinchina, que en nuestro mismo continente.
Si
es algo que ha pasado lejos de nuestras casas, lo comentamos y a veces ni
siquiera eso, pero si lo ocurrido ha sido muy cerca, ahí ya nos preocupamos,
hacemos actos conmemorativos, llamadas de condolencia, ofrecemos apoyo moral, manifestaciones,
y siempre se acaba con un minuto de silencio en los centros institucionales,
para que todos los medios de comunicación sin excepción tengan en su primera
plana una foto preparada con los altos cargos colocados en varias filas y por
ese minuto, sin que digan ninguna tontería.
Si
realmente lo tuviéramos que hacer con todas las desgracias mortales que ocurren
a diario, no volverían a hablar en milenios.
Pero
no, en lugar de unirnos e intentar que todos tengamos las mismas oportunidades
de vida, cada vez nos separamos más, cada vez somos más individualistas, cada
vez salimos menos, nos comunicamos menos, nos hacemos fuertes en nuestra casa,
nuestro barrio, nuestra comunidad, nuestro país, nuestro continente, la convivencia
se ha perdido, el reparto es injusto unos tenemos mucho y otros no tienen nada,
¿eso es lo que al fin y al cabo se pretende?
De
eso va esta mal llamada civilización,
porque permitimos que para que unos puedan vivir otros tengan que morir.
Así es esta vida de injusta, eso solo puede provocar envidias y odios.
Mientras
eso no cambie seguiremos viendo pasar las manillas de un reloj imaginario que
solo da minutos de silencio.