lunes, 22 de octubre de 2012

No es serio este cementerio

La realidad siempre supera la ficción, y parece que solo pasa en las pelis de canguele, pero no, estas cosas pasan de verdad, sin ir más lejos le pasó a mi compañera este sábado.

Salió a dar una vuelta con un amigo, y lo que suele ocurrir, te pones a andar y andar, y vas hablando y hablando y una cosa lleva a la otra, total que estás en la puerta del Cementerio de la Almudena y que si vamos a ver si encuentro la tumba de mi abuelo, y tras varias vueltas sin encontrarlo, pues te diriges a la salida.

En el camino vas viendo tumbas y nichos abiertos, con huesos al aire libre, la noche va ganando espacio, las luces van desapareciendo, y la penumbra te va envolviendo, pero bueno llevas tu ruta hacia la puerta y vas acongojada (o un poco acojonada) pero bien. Disimulando el nerviosismo que te va recorriendo el cuerpo.

Pero lo que hubiera dado por ver sus caras, cuando llegaron a la salida y la puerta estaba cerrada, eso seguro que no tiene precio, según me lo estaba contando se me iban poniendo los pelos como escarpias, me cuenta que había una caseta con una luz dentro y fueron a ver si había un guarda o alguien, pero por más que llamaron allí no aparecía nadie, la pregunto que si no podían llamar por teléfono, pero cosas también de las películas de miedo, los protagonistas no llevaban nada encima, ni documentación, ni móviles, ni nadaaaaaaa!!!!!

Entonces les embarga la necesidad imperiosa de salir de allí echando leches, y piensan saltar la verja, pero lo ven fácil para escalarla, pero difícil para bajar por el otro lado sin pegarse una buena leche, ya nerviositos perdidos y pensando que iban a pasar una nochecita toledana al raso y en un lugar tan lúgubre, se les apareció la Virgen, bueno metafóricamente hablando, claro, pues quien llegó fue un vigilante que les miró con cara de malas pulgas, y les dijo que el campo-santo solo se podía visitar hasta las siete y media, y que si no habían visto el cartel con el horario.

Evidentemente que no lo vieron, porque de ser así no se habrían encontrado en semejante situación.

Menos mal que al final les abrió la cancela y salieron de allí escopetados, pensando que no tuvieron la oportunidad de ver que:

 Los muertos aquí, lo pasamos muy bien
entre flores de colores
y los viernes y tal, si en la fosa no hay plan
nos vestimos y salimos
para dar una vuelta, sin pasar de la puerta eso sí
que los muertos aquí, es donde tienen que estar
y el cielo por mí, se puede esperar

Tal y como dice la canción de Mecano, No es serio este cementerio.

viernes, 5 de octubre de 2012

A corazón abierto


Ojalá no tengamos que volver a vivir algo tan impresionante como la operación de mi suegro, pues ver como una persona ingresa como una rosa, y sale como un guiñapo es muy duro.

Yo le decía sabiendo que no lo iba a hacer: “no te operes, que te vas a poner peor de lo que estás”, pero los médicos habían metido el miedo en el cuerpo a la familia, y bueno al final no le quedaban más narices que hacerlo.

Es una situación tan extraña, despedirte de una persona sin saber si la vas a volver a ver con vida, que solo de revivirlo se me saltan las lágrimas, y por muchos ánimos que daba a mi familia política y a mi marido, en el fondo no me lo creía ni yo, todo el rato me ponía en lo peor.

Esa espera de tantas horas, hasta que salen los médicos y te dicen que todo ha ido bien, que le podemos ver como lo sacan de quirófano y lo llevan a la UCI, y le ves salir dormido, con tubos y aparatos por todas partes, con un gorro que parecía una venda en la cabeza, y piensas: ¡Ojala no haya complicaciones y  que reaccione bien!

Pero no, la cosa no es tan sencilla, siempre ocurre algo, y te llaman a las doce de la noche para decirnos que le tienen que volver a intervenir de urgencias, porque tiene una pequeña hemorragia, esa noche pensábamos que se iba, como decía mi suegra, y de nuevo tu boca dice lo contrario de lo que estás pensando, vuelves a dar ánimos y a decir que él es fuerte, que está muy sano, y que no nos va a dejar, que aún le va a poder tener en casa por mucho tiempo, que no se preocupe, pero en mi fuero interno me digo: “¿ y si no sale? ¿Y si no lo supera?

Ves sufrir a su familia, todos dándole vueltas a la cabeza, poniéndonos en lo peor, y borrándolo inmediatamente para volver a pensar que no, que eso no le puede pasar a él.

Me distraía llevando un diario, escrito como si fuera una carta para él, donde le contaba lo que ocurría desde que le metieron en el quirófano, le decía lo que le habían hecho, como estaba la situación cuando no se despertaba, bromeaba con el sueño que tenía, le contaba las cosas más tontas que pasaban durante las largas horas de espera y de angustia, lo mucho que le quieren sus nietos, sus hijos, su mujer, estás en un estado tal de agotamiento psíquico que cualquier cosa como encontrarme un clip en forma de corazón, creía que era una buena señal, aunque otras veces pasaban cosas que me hacían pensar que no podría dárselo nunca.

Lo peor de mi situación de familiar consorte, que ejerce de apoyo moral, era no saber o no creer que podía reconfortar a mi marido, y que por su cabeza pasaban tantas cosas y es tan hacia dentro (supongo que como la mayoría de los hombres), que no expresaba nada, toda su preocupación no tenía vía de escape, y era tan difícil esforzarme para consolarle porque según se iban desarrollando los acontecimientos, yo iba reviviendo la misma situación por la que pasó el padre de una compañera de trabajo, que no lo superó, también por una serie de malditas calamidades y cada vez que los médicos informaban de alguna complicación, me venía a la cabeza y pensaba en el desenlace que eso podía tener, fue muy duro para todos.

Lo mejor fue que aunque la situación se parecía mucho, los enfermos no eran iguales, y en nuestro caso, aunque costó casi un mes, pues tuvo otra nueva operación para cerrarle el esternón, con la cual en total han sido tres operaciones con sus correspondientes recuperaciones, ya puede contar que tuvo mucha suerte al haber sobrevivido a una operación a corazón abierto.

Seguridad Social

Madre mía! Madre mía!
Me lo contaban y no daba crédito, pero mientras eran otros los que lo sufrían y no yo directamente pues no pensaba que fuera tan malo como lo pintaban, pero ya lo he sufrido en mis propias carnes, y con el título que pongo no me refiero a ningún grupo musical, no, se trata de la tan calamitosa Seguridad Social, que se alimenta de lo que nos quitan en nuestras nóminas para que pueda existir y dar servicio a los ciudadanos.

Hasta el año pasado he sido una supe privilegiada, al igual que la mayoría del personal laboral de los Entes Públicos que de una manera que por otra parte, nunca he entendido, teníamos que ir por obligación a la Colaboradora, si necesitábamos ir al médico, especialista etc, para que luego la Seguridad Social pagara esas consultas a médicos privados, pero este año, se acabó lo que se daba, que por otra parte y aunque me fastidie, creo que es lo más lógico, y supongo que así se ahorra dinero, bueno a lo que voy, antes tenías que ir a un especialista y teníamos un listado donde llamabas y en uno o dos días te atendían, y en poco tiempo tenías tu enfermedad tratada, en mi caso siempre compaginaba el horario que menos perjudicara a mi trabajo, la atención a veces rozaba la extrema atención, y eso hace que te creas que todo es igual.

Pero…..todo eso se me ha acabado, y no me quejo de que me lo hayan quitado, sino de haberlo tenido durante tanto tiempo viviendo un sueño, para ahora despertarme a esta pesadilla.

La verdad es que cuando he llegado al Hospital Universitario Fundación Alcorcón, y he visto la modernidad de que metes tu tarjeta sanitaria en una maquinita y te sale un ticket, con la planta, bloque, sala, hora de cita, número de turno y el día y la hora de impresión de mismo, luego te vas a la sala de espera que te pone en el papelillo, y te sientas a esperar que en una súper pantalla salga tu número agraciado y en la sala en la que te van a atender, he pensado, que maravilla, como han modernizado los hospitales, esto sí que es organización, pero…a los tres cuartos de hora de haber contado todas las sillas de la sala, fijarme en la carpintería de las ventanas, ver las molduras de techo y paredes, pegar la oreja a la de al lado que hablaba por el móvil como si diera un discurso, acordarme de mi mala memoria por no haber cogido un libro, y ver como una hija enseñaba a su madre a usar el Iphone, lo de la maravilla se me ha ido borrando de la cabeza, y ya pensaba que mi número era el de la primitiva, que nunca me toca.

Esta ha sido la primera vez que iba a una revisión que antes hacía en una clínica privada asociada a Colaboradora, y cuando la doctora que me ha atendido ha visto los informes que llevaba, se ha quedado con la boca abierta y me ha dicho, pues aquí todo esto no se lo vamos a hacer, y de anual nada, cada tres años, y así me ha ido diciendo todas las desventajas que voy a tener, en fin menos mal que como en el informe pone que debo tener una revisión anual, de momento este año me la van a hacer, pero solo tres cosillas la mitad de la mitad de lo que me hacían, y luego si ven que todo sigue igual y no ha cambiado, me bailo el chotís  “Anda y que me ondulen con la permanent”.

En fin que una vez que ha terminado de escribir en el ordenador a mil por hora todo lo que la parecía significativo de los informes que he llevado, ha procedido a explorarme, que no sé si ha llegado a dos minutos lo que ha tardado, el tiempo para decirla textualmente: “En la carrera de medicina ahora piden, 300 pulsaciones por minuto en mecanografía verdad”, a lo que me ha contestado que bueno es más engorroso, pero que está mejor porque lo pueden ver todos y se entiende la letra, antes eso me ha desarmado, y efectivamente, no la he podido replicar nada. Al terminar la exploración a salido literalmente pitando, de nuevo al teclado a darle caña, y cuando ya ha dejado de echar humo, me ha dado un impreso con varias cosas escritas a mano, para que me fuera a pedir cita para las pruebas que me van a hacer. La he pedido un justificante para el trabajo y me ha dicho que me lo sacara yo misma en la maquinita de los tickets, que vuelvo a pensar que está genial, porque pone la hora de la cita y a la hora a la que has sacado el justificante, así se ve el tiempo que has estado allí.

Y sin más dilación me he dirigido a la zona de pedir cita, también muy moderno todo, hay una maquinita con las especialidades, pinchas la que quieres y te sale otro ticket, con otro numerito, y esperas que en las 5 ventanillas en las que solo ves a dos personas atendiendo, salga tu número en el cartel luminoso de encima de cada una de ellas, cuando he llegado iban por el 235 y a mí me ha tocado en suerte el 294, solo sesenta personas por delante, una maravilla, pero parece ser que he tenido suerte, solo he tardado hora y tres cuartos en que me atendieran, y al final para que me digan que ya me la mandarán por correo o me llamarán por teléfono.

Veremos cuanto tardan en llamarme, porque al paso que va la burra seguro que dentro de veinte años y para entonces mi memoria estará tan cascada que diré “¿Para qué me llaman ahora con una cita de la Seguridad Social?.

Pronto sin trabajo?

Bueno pues creíamos que no iba a pasar nunca, pero ha pasado, el 23 de agosto de 2012 quedará en mi memoria como el día en el que empezó el principio del fin, ya ha comenzado el proceso de cuenta atrás, ya todo se va a ir desintegrando, supongo que esto va a ser un poco como el vivir, nacer, crecer, vives unos años felices, y luego empiezas una irremediable cuesta abajo, que desembocará en el final, pues en lo que se refiere a mi vida laboral en mi actual empresa, pasa lo mismo.
Hago recuento de mis años en ella, la ilusión del principio, las ganas, el aprender cosas nuevas, ver cómo funciona, echar horas a mansalva, tener tanto trabajo que no podías pensar en otra cosa, para luego con los años, empezar a desacelerar, cada año un poquito menos, y así hasta la situación actual.
Compañeras de RRHH siempre decían cuando veían cómo se contrataba sin parar, esto se está inflando mucho, y no entendíamos por qué se permitía, pero lo hacían esos que hoy ya no están, las mentes pensantes que ahora son directivos de otras empresas y que siguen con sus sueldos infladísimos, pasaban por aquí y no pensaban en el agujero que iban dejando, cada vez más y más, y la Comunidad tampoco ponía ningún tipo de objeción, todo valía, salía dinero de un grifo inagotable, no sé para qué se hace la pantomima del control del gasto, ni las comparecencias en la Asamblea, porque siempre han ido las cuentas más maquilladas que la canción de Mecano “Sombra aquí, sombra allá”.
Les cuentan lo que quieren, y el resto es tan tonto o está tan lleno de mierda que se calla, tanto unos como otros, da igual, todos se lo llevan muerto, a todos les interesa seguir con su boquita cerrada.
Y nos quieren hacer creer que no pueden mantener nuestros puestos de trabajo, jua, jua, jua! qué risa me da.
En estas circunstancias, se le da mucho al coco, piensas en ti misma, en los que tienes alrededor, y en los que han provocado esta situación.
Como no sabemos cómo lo van a hacer, no sé qué va a ser de mi, con casi 48 años, y el actual panorama laboral, el futuro se ve muy negro, empiezan las conjeturas propias de esta situación, si tengo la suerte de quedarme (aunque por mi antigüedad y  situación familiar no creo que sea de las que se vaya a salvar) a saber con qué condiciones leoninas, pero bueno, al menos seguiré teniendo trabajo, aunque eso actualmente no signifique nada, pues pasado mañana vuelven a hacer otra regulación y me puede tocar en peores condiciones incluso.
En el caso de ser de los que prescindan,  quedan dos opciones, una que me den 20 días por año máximo 12 mensualidades (o lo que es lo mismo en dinero un año trabajado) y pasar a la cola del paro, y la otra es tener la “suerte” de que te contrate la empresa que se vaya a encargar del servicio que ahora lleva mi departamento, eso sí con unas condiciones chinescas, que al paso que va tanto recorte y cambio el panorama laboral puede sufrir un grandísimo cambio, olvidándonos de los sueldos mil euristas, pasaríamos a aceptar cualquier cosa (pulpo como animal de compañía) como menos que el salario mínimo interprofesional, pues incluso en ese hipotético que no imposible caso seguiremos pensando, bueno de lo malo sigues teniendo trabajo.
Lo peor de “La que se nos avecina” es el miedo que da el clima de crispación, apatía general, nerviosismo, cuchilladas traperas, etc., que se puedan provocar y pena infinita por los que tienen una familia o media que mantener.

Un día hablando con un cargo directivo de la situación actual, le pregunté: “¿Cómo se ha permitido llegar a esto sin que nadie dijera nada?”. Y me contestó que cuando las cosas van bien es difícil ver que un día todo puede cambiar, también me dijo que por su parte había intentado retrasarlo lo máximo posible, hasta que ya visto el dinero que nos dará la Comunidad para el año que viene, no salen las cuentas, bueno eso porque ya ha salido la ley que permite hacerlo, porque si no la hubieran aprobado, puede que no les fuera tan fácil hacer lo que quieren.

También le pregunté que si le había tocado vivir alguna vez la situación que se nos presenta, y me dijo que no, y que se avecinaban tiempos muy difíciles, incluso se incluyó, pero viendo lo que ha pasado en otras empresas iguales que la mía, donde a los directivos los han dejado íntegramente, no creo que aquí vaya a ser una excepción. Además con sus influencias, seguro que no le faltan ofertas como para quedarse pronto sin trabajo.