Que
duro y que de cerca lo estamos viviendo, he tenido amigas y compañeras de otros
departamentos que lo han sufrido y afortunadamente todas han salido vencedoras
de esta maldita pesadilla que las ha tocado vivir, unas hace más tiempo que
otras.
Pero
ahora lo sufre alguien que está a dos mesas de mi, alguien con la que llevo la
torta de años trabajando, alguien que es muy querida por tod@s, alguien a quien
siempre digo que es mayor que yo (aunque la verdad es que solo son unos meses),
alguien con quien a veces discuto como si fuera una hermana, alguien que
siempre viene con una sonrisa, alguien que se sabe los nombres y apellidos de
toda la realeza europea, alguien que piensa que quien la hace la paga, alguien
que casi es vidente y cuando dice que nos aplican de nuevo el convenio, van y
nos lo aplican, que si nos dan otro día de asuntos propios, pues nos los dan, alguien
que hizo realidad hace casi doce años el sueño que tenía de ser madre, aunque
tuviera que cruzarse medio mundo para lograrlo, alguien que lo consiguió y fue
la mujer más feliz del mundo, alguien que tiene una sirena muy especial,
alguien que tiene una familia espectacular, alguien a quien otro alguien
siempre desde el cariño la llama “La niñata”, alguien que tiene muy claras sus
convicciones, alguien que se indigna con todo lo indigno que pasa en nuestra
empresa, comunidad, país, mundo.
Y ese
alguien con nombre y apellidos se enteró hace dos meses de que tenía un bulto
maligno, y todas nos pusimos en su lugar, pensando en todo lo que se la venía
encima, sentimos y compartimos su miedo a que estuviera extendido, a ponernos
en su pellejo actuando para que su hija no se diera cuenta de lo mal que lo
estaba pasando, a la angustia de una vez hechas las pruebas, esperar los
resultados.
Este
viernes nos despedimos de ella porque la operación ya ha llegado, la semana que
viene se lo quitan, y sabemos que tardará mucho en volver al trabajo, y rogamos
a quien nos escuche, si es que existe alguien sea por arriba o por abajo, que
tenga suerte que quede limpia, para que no tenga que pasar por las sesiones del
veneno que es lo único que acaba con el maldito bicho y de ser así ojala que la
afecte lo menos posible.
Sabemos
que es muy fuerte, que podrá con ello, que saldrá victoriosa como lo han hecho
otras tantas mujeres valientes a las que ahora la vida las vuelve a sonreír,
igual que la pasará a ella.
Te
estaremos esperando, juntas nos salvamos del ere, y juntas seguiremos hasta el
final en cuanto te repongas de esa maldita enfermedad innombrable.
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