viernes, 21 de agosto de 2009

Se acabó lo que se daba.

La vuelta al cole a nuestras edades ya solo queda para algunos privilegiados -se de uno que le va a costar mas de la cuenta ya que lleva todo un año casisabático- para los demás este regreso a nuestros quehaceres cotidianos debería ser llevadero y soportable, mas aún sabiendo que en agosto hay poco trabajo mires por donde mires, pues ni por esas, ni amparándome en el disfrute sobre el sufrimiento ajeno del primero, ni constatando la poca actividad de este mes consigo levantarme por las mañanas sin maldecir la poca fortuna demostrada en los juegos de azar que me habrían reportado una existencia sin horarios ni obligaciones, para mas escozor durante el periodo vacacional mis párpados saltaban cual persianas enrrollables apenas amanecía el día y me hacían salir de la cama cuando las gallinas todavía no se han estrenado, hoy los mismos que la semana pasada iban ligeros como el viento se han vuelto pesados y pegajosos como losas de granito embadurnadas de loctite y voy tambaleándome hasta la ducha donde por fin gracias al agua mas fría de lo que seria deseable despierto a la vida.

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