jueves, 24 de septiembre de 2009

Marca indeleble

Lo que se aprende de niño, queda marcado como a fuego para los restos y sino que se lo digan a mi estomago, canillas y sistema nervioso en general, pasan de 0 a 100 en menos tiempo que un Ferrari con solo traspasar la puerta del dentista, y bien es verdad que ya no duelen los tratamientos como antes, hoy existe un spray anestésico para no sentir ni el pinchazo de la anestesia necesaria para la operación , pues ni por esas, ni usando todo mi poder de persuasión conmigo mismo consigo relajar alguno de los músculos y que decir del momento de sentarse en ese potro de tortura con esos utensilios sacados de la imaginación de algún maquiavélico matasanos, con lo único que consigo aislarme de la realidad es concentrándome en esa luz articulada y mirando en su interior, intento entrar en un trance liberador, de vez en cuando parece que funciona pero vuelvo a la realidad de un respingo cuando ese torno maldito se recrea en alguna de mis encías hipersensibilizadas.
Cuando por fin salgo de aquel lugar y miro el reloj compruebo como Einstein tenia razón en su teoría de la relatividad, el tiempo ha corrido mucho mas lento para mi que para el resto de los mortales.

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