miércoles, 21 de marzo de 2012

Mi sobri, esa personita tierna que a saber en qué se convertirá

Es curioso el trato de los abuelos con los nietos, no es ni de lejos el de los tíos con los sobrinos. Aunque los dos los queramos maleducar por igual, siempre ganan los abuelos, he visto a mi madre hacer cosas que si las hace cualquiera de nosotros con el niño nos pone de hoja perejil, pero como lo hace ella, bien hecho está, y luego mucho preocuparse que si come, que si coge frío y demás tontás que yo le dejo a sus padres que para eso están.

A mi lo que me alucina es la capacidad de aprendizaje o simplemente de imitación que tienen los críos de casi un año, lo que no puedo negar es que tienen una memoria supersónica, con una sola vez que haya visto algo que le haya gustado o llamado la atención, ya lo va a repetir o te va a pedir a su manera que lo repitas, mil millones de veces, aunque haya pasado mogollón de tiempo.

Yo para que mi sobrino no se olvidara mientras estuvo unos tres meses en Brasil le machacaba con ciertas cosas, siempre que me veía yo estaba comiendo chicle, llevaba collares y pulseras vistosos y le decía las mismas frases o cancioncillas, y gracias a eso, creo que cuando volvió se acordaba de mi (eso y que nos veíamos por Skype y le hacía siempre lo mismo).

Al fin y al cabo un bebé es como cualquier cachorro de mamífero, aprenden de lo que ven e intentan imitarlo y se acuerdan enseguida de que tú eres esa giganta, que se tira al suelo con él a jugar al “¡hay si te cojo!”, que les hace tanta gracia, eso sí cuando el gatea no le oigo quejarse de las rodillas, pero yo cuando me levanto no soy persona humana se me clavan los huesazos en el suelo como puñales y luego me salen cardenales, pero qué más da si me lo paso como una enana, para algo han inventado los fármacos que me tomo después.

Siempre que veo a un niño pequeño me quiero imaginar cómo y qué será de mayor, de momento con mi sobrino no me sale nada, supongo que necesito algo más de tiempo, porque ahora mismo me tiene desconcertada, su carácter aún no está formado, es manejable, aunque sea con juegos y patrañas, pero dentro de pocos años irá cambiando y ese muñequito que es ahora una personita tierna y blandita a saber en qué se convertirá.

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