Acudo como cada día a buscar a Víctor al cole y noto todo esto a mi alrededor, incluso las nubes se asoman amenazadoras pero no de lluvia, es algo diferente, son de un color rojo plomizo que me hace sospechar cual es la causa de tanto desasosiego, hoy es el día del estreno mudialístico futbolero y como no podía ser de otra manera, todo un señor país se paraliza y absolutamente todo queda supeditado a como sean capaz de resolver lo que no es mas que un triste juego de niños, un grupo de millonarios en calzoncillos, para saber si somos una gran nación de prestigio o uno de tercera, porque da igual el I+D, el producto interior bruto (que apropiado), la tasa de paro, la renta percapita, o el nivel de riqueza cultural, lo que cuenta al final y de esto saben mucho los politicos, es cuantos balones consiguen atravesar la portería contraria y convertir una victoria deportiva en una catarsis de pasión patriótica.
Al final después de dos horas de partido una jarra de agua fria, helada, congela las esperanzas de millones de seguidores, yo, para consolarlos les digo que mejor que no ganemos porque sino, quien le explica a los cuatro millones de parados nacionales que estos personajes se embolsaran 600.000€ cada uno por hacer algo que debería ser altruista, únicamente por el honor que se le supone formar parte del estandarte nacional.
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