Demasiado para mi.

No acierto a comprender que pasa por la cabeza de 50.000 personas para decidir ir a un estadio de fútbol a ver la presentación de un jugador, intento imaginarme a mi mismo disfrazandome con la indumentaria apropiada, cogiendo un metro abarrotado de congéneres sudorosos y cantarines, llegar al recinto, acceder a la grada a doscientos metros del césped, desde la cual se ven a las personas del tamaño de muñecos de futbolin.

Y a partir de aquí, nada, soy incapaz de ponerme en su piel, incapaz de pertenecer a una muchedumbre cuyo único fin es el de ver entrar por un lateral a un señor contratado por una indecente cantidad de dinero, saludos, abrazos, media vuelta y......a casa.

En tan poca consideracion se tienen a si mismos? Esta pleitesía que ya no rendimos a reyes absolutistas o dictadores por la gracia de dios, ahora dispensamos a jovenzuelos millonarios sin mas moral que la del dinero y cuyo mayor mérito consiste en corretear en calzoncillos detrás de un balón.

Padres de familia agobiados por el paro o tan cansados como para no poder ayudar con los deberes a sus hijos son capaces de encontrar dinero y tiempo suficiente para acudir con los amigotes al templo futbolero cada fin de semana y dedicar a la lectura de periódicos deportivos mas afán del que pusieron de pequeños en el colegio cuando el profe de turno le obligaba a leer algún libro de texto.