lunes, 12 de octubre de 2009

La sonrisa de Mona Lisa

Hace tiempo unos amigos se separaron por una cuestión de adulterio, la mayoría nos inclinamos a favor de la abandonada, pues era la segunda vez que se lo hacía la misma persona, antes de casarse una, y ahora otra, lo de ponernos de su parte era fácil era la que estaba sufriendo al quedarse sola, y sin nadie con quien poder pasárselo bien.

Organizamos un viaje al que se apuntó por aquello de cuantas más cosas hagas, mejor para tener la cabeza ocupada, todos dimos nuestra opinión de lo que debía o no debía hacer, divorciarse, separar las cuentas etc, etc. Y aunque con él intentábamos comportarnos como siempre, no podía ser igual, había dejado a una amiga, la madre de su hija y por más que intentamos ser muy modernos y pensar que el amor se acaba, y esas otras cosas que pasan, nos poníamos más en el pellejo de ella.
El lo tenía todo, a la churri nueva, seguía teniendo buena relación con su pareja de siempre por el bien de la niña, total que a parte de pagar la parte de la hipoteca y ayuda a la manutención, y haberse marchado de casa, según mi opinión él salía ganando.

Pero después de más de un año, me entero que se han vuelto a juntar y la cara de tonta que se me quedó fue para enmarcarla, a parte del balbuceo y el típico “pero que me estás contando? desde cuando? y eso? cómo?” (la noticia me la dio otro amigo por teléfono).
Pensé en esa famosa frase que dice que el hombre es el único animal tan tonto que tropieza no una sino cien veces, con la misma piedra y no lo digo solo por mi amiga, sino por mí, pues con esta es la décima o duodécima vez que me pasa, siempre me posiciono a favor de alguno de los dos, escuchas al que ha quedado en peor lugar, ves como te lo cuentan ves sus lágrimas de desconsuelo, ves como lo pone a caldo y tu te unes a su dolor y a ponerlo verde, que despotricar de alguien en estos casos desahoga mogollón, y después de todo eso, vuelven a estar juntos.

Ahora cuando volvamos a vernos como tengo que actuar? la tengo que decir que es lo mejor que te podía pasar y que lo lleves igual de bien cuando te lo vuelva a hacer. O me tengo que guardar todo lo que pienso de verdad, si es así no me considero buena amiga, pues estaré haciendo algo que no me gusta por lo tanto, probablemente si les diga lo que pienso aunque en estas cosas no hay que meterse, ya lo se, pero...

Me acordaré la próxima vez que debo únicamente dejar mi hombro para que lloren y mis orejas para que les escuchen, mientras mi boca permanezca con esa media sonrisa que puede indicar tantas cosas como la de la famosa Mona Lisa.

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