Zarpazo.

Momento complicado, cuando un votante de izquierda se enfrenta a una decisión como la de ayer y cuando además es parte afectada en lo referente al funcionariado mas aún, uno intenta ampliar la mirada y comprobar como en otros países se hacen nuevos agujeros en el cinturón, pero esto alivia mas bien poco.

Uno intenta sentirse salvador de la patria aportando granitos de arena, pero se desanima rápido comprobando como la crecida de las aguas es de tal calibre, que esta claro que lo que hace falta es maquinaria pesada, esa que tienen apalancada los altos cargos, los especuladores, los grandes bancos y todo tipo de tiburones finacieros pero que únicamente la usarán cuando el nivel llegue a sus preciadas posesiones.
Por eso cuesta tanto digerir como uno de los que se supone de los nuestros, plantea recortes en las clases medias y bajas y no es capaz de actuar con igual contundencia con las grandes fortunas, con las rentas mas altas o con los empresarios defraudadores, como el mismo representante de la patronal que se regodean frente a unos trabajadores abandonados a su suerte.
La gran equivocacion de este gobierno fueron aquellas primeras medidas lineales, el hecho de que sea igual para todos, lejos de ser justas son todo lo contrario, no puede ser lo mismo devolver cuatrocientos euros a alguien que gana mil que al que gana diezmil, tampoco es lógico ayudar con la misma cantidad la compra de un coche familiar que la de un superdeportivo, pasamos de dar dos mil quinientos leuros a todos los recién nacidos sean de alta o baja cuna y ahora de repente
cero patatero para todos.
Esta ultima medida del zarpazo por fin es porcentual, pero sin embargo no es global, solo afecta a unos pocos, a los que mas mano pilla, dos grandes colectivos, funcionarios y jubilados poco rebeldes y sin demasiado apoyo popular, pero quizás eso mismo pensó el gobierno griego y le acabo estallando en las manos.