viernes, 18 de mayo de 2012

Al ladrón, al ladrón, tendremos cien años de perdón?

Tras un intento fallido para ir de cena, hoy de la forma más tonta, hemos podido quedar  para comer.

Hemos ido cerca del trabajo, a un Wok que sale más económico y puedes comer todo lo que quieras, a mi esto me mosquea mucho, es francamente raro que en estos sitios por un precio más menos de 12 euros, te puedas comer una parrillada de marisco, con sus gambitas, langostinos, almejas, navajas, etc., mientras que si pides eso mismo en un restaurante normal o en un bar, donde como mucho serían raciones de seis a ocho piezas, te dejarías uno o dos ojos de la cara, uno o dos riñones o las dos o las  cuatro cosas a la vez.

Supongo que para poder venderlo a ese módico precio y la cantidad que quieras, no creo que los productos sean nacionales, así que prefiero no pensar de donde lo traen “Ignorante is bliss” (bendita ignorancia) ojos que no ven, radioactividad en vena que no sientes, porque seguro que lo traen de vaya usted a saber donde.

Bueno que me pierdo, a lo que voy es que aunque pasemos ocho horas diarias con una persona, nunca llegamos a conocerla del todo, nos hacemos una idea por cosas que dice, que hace y supones de antemano que seguirá una serie de preceptos éticos o morales, aunque sean los que tú desde fuera creas que son, pero te llevas la sorpresa cuando ni corta ni perezosa ves saltarse el séptimo mandamiento sin ningún tipo de remordimiento, únicamente preocupada por la cámara de seguridad del establecimiento, ha arramplado, utilizando a otra como cómplice del delito, con dos copas de cerveza, que la gustaban mucho.

Mientras se producía el acto en sí, ha sido objeto de movimientos extraños bajo la mesa, y de muchas risas que según llevábamos el día de hoy falta nos hacían, por lo que ninguno nos hemos indignado, ni hemos hecho nada por impedirlo, ni la hemos recriminado, hasta que hemos estado fuera y a salvo.

A mi me ha dado un poco de pena y espero que lo tengan asumido en el precio que cobran, y que no les monten ningún pollo a los pobres trabajadores, pues supongo que el que se lo lleva muerto no será ninguno de ellos, con lo cual nadie a gritado: “¡Al ladrón, al ladrón!”, porque ya se sabe que quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario