lunes, 23 de febrero de 2009

Agustin y Pedro, dos viajeros.



Ayer partieron dos viajeros cada uno por su lado, uno a continuar una aventura que empezó en 2008 al otro lado del charco, empezando por el Ecuador y dejándose caer hacia el sur, en esta ocasión inicia en Tierra del fuego para ir ascendiendo no solo de latitud sino también en cota, le ha perdido el miedo a la montaña y promete cumbres asequibles, no se si se atreverá con el Aconcagua, si me lees ya me dirás.

El otro con tres décadas menos a sus espaldas, es ya su segunda escapada a la nieve local, a esquiar con los compañeros de clase, pero sobre todo a ser independiente y autosuficiente, estos viajes a tan tierna edad se recuerdan toda la vida, en mis tiempos se llamaban colonias y la distancia al nido no iba mas allá de 80 o 100 kilómetros, no había tablas de snow ni karts ni mas excusas que ir al campo, pero la sensación era la misma, si te pica el gusanillo te envenena para siempre y cada vez que tengas ocasión volarás, conducirás, navegarás o soñarás ir a cualquier parte con tal de volver a sentir el placer del viajero.

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