lunes, 15 de junio de 2009

El enemigo en casa.

Primero hay que ponerse en situación, tienda de ropa de moda, sobre todo de mujer, las ocho de la tarde del sábado, en cada perchero hay por lo menos un par de curiosas féminas al acecho de la prenda deseada, todas aparentemente concentradas en su mundo interior, mientras los maridos/parejas/acompañantes contemplando el panorama entretenidos en la disposicion de diversos apliques de luz y la calidad de los asientos, siempre dispuestos a dar su inestimable opinión cuando esta sea requerida.
Cuando de repente una voz rompe el silencio y hace que todos los que estemos presentes quedemos perplejos con lo que oímos, un tipo de mediana edad le dice a grandes voces a su consorte a la salida del probador frases como "Si cariño te queda estupendo pero con 20 kilos menos", "no te hagas ilusiones para milagros a Lourdes" "pero si mas pareces una longaniza embutida que otra cosa", una sensacion de vergüenza ajena recorre a los que allí estamos, la dependienta intenta acallar al hombre interrumpiéndole y sugiriendo llamar a otro establecimiento por si hubiera mas tallas, el no entiende la indirecta y sigue con su retaila, yo no se que pensar miro a todos lados intentado ver la cámara oculta, no puede ser verdad lo que esta pasando justo delante de mis narices, y lo peor es que ella se lo toma como si fuera lo mas normal del mundo se ha acostumbrado a tener un energumeno al lado y ya ni siquiera le afecta, o eso parece.
Todos, clientes y empleados quedamos boquiabiertos viendo como se pierden en la muchedumbre, nos miramos unos a otros sintiéndonos un poco complices de esta humillacion, nadie le ha dicho lo que pensábamos, nadie a intervenido, no ha sido una agresión física pero la sensacion que ha dejado en el ambiente no ha dejado indiferente a nadie.

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