viernes, 26 de junio de 2009

Paquete

Parece que he encontrado un deporte donde el esfuerzo no es mayúsculo; tiene sus arranca y para, se suda y la mayor de las veces es divertido.

Hace unas semanas, a alguien de la oficina se le ocurrió que podíamos irnos "todos" a practicar un deporte.
Después de largos debates, en los que "jefes" vetamos deportes de riesgo que pudieran llevarnos a pedir una "bajación", decidieron que el padel era la mejor opción.
Tuvimos suerte y encontramos una cancha justo al lado de la oficina: en una residencia de ancianos. Esto ya tendría que haberme dado una pista sobre la calidad del juego que íbamos a desplegar.
El juego parece sencillo: uno del otro lado te lanza la pelota, tu sólo tienes que dejar que de un bote dentro de la cancha y luego hay que golpearla, a ser posible con la raqueta y con toda la mala leche del mundo que pase por encima de la red y vuelva a botar en el otro lado con la intención de que los contrincantes (se recomienda jugar en parejas) se batan el cobre por intentar llegar a la bola envenenada que les has lanzado.
Todo esto está muy bien y si lo ves como espectador es plausible hacer todo lo que he mencionado, pero cuando te enfundas el traje de jugador la cosa cambia:
Resulta que los que la dan con mala leche siempre son los contrarios; que tu compañero siempre dice mía cuando quiere decir tuya; que la raqueta tiene aparentemente unos agujerillos chiquititos que al acercarse la pelota, se transforman en impresionantes agujeros negros que explican como ha sido posible que no le dieras, ¡con lo fácil que parecía!; que cuando la pelota da en las paredes laterales o espalderas, se vuelve traicionera y toma direcciones físicamente inviables; que aunque las paredes son considerablemente altas, la trayectoria de tus raquetazos siempre conduce a la perdida de la pelota (tenemos una media de perdida de 3 pelotas por partido); que si corres hacía donde ha botado la pelota, el esfuerzo no habrá merecido la pena, puesto que el éxito de la carrera radica en que la pelota sólo bote UNA vez; que la red es mucho mas alta de lo que parece y que lo de darle con efecto no es mas que una leyenda urbana.

Somos ocho y se decidió que las parejas se iban a ir alternando para que todos pudiéramos ir jugando todos con todos y contra todos. En realidad, lo que yo creo es que se sortean a ver quien le toca conmigo.
Esta claro que no soy ningún atleta, cualquiera que se vislumbre mi perfil lo sabe, pero !coño! ¡es que soy un autentico paquete!
Pero lo bueno es que ya tengo una cosa en la que superarme: Tengo que ganar algún partido y lo tengo que hacer contra alguno de los que si saben de lo que va esto.
Dificil empresa me propongo pues mis resultados (6-0; 6-0; 6-1; 6-0; 6-3; 6-0) presagían un largo camino.
Posdata: El otro día aprendí a decir "tuya" y ahora voy por lo de "si la ves venir, por lo menos pon la raqueta"

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