domingo, 31 de enero de 2010

Reconocer a alguien después de 20 años

El otro día me pasó una cosa de esas que supongo que nos han pasado a todos, estaba en una tienda esperando para pagar, cuando una chica que se encontraba acompañada de un niña pequeña y supuse que su pareja, se me queda mirando y con toda desfachatez me dice: “Ahora piensa de qué me conoces”.
Yo estrujo mi memoria histórica y nada no se quien es, ante mi cara de sorpresa no deja pasar nada de tiempo y me dice: “De Praga”, ahí se me encendió la bombilla y asocio a alguien muy lejano con unas facciones maduras, la pregunté sin vergüenza cual era su nombre y cuando me lo dijo recordé a una chiquilla de 17 años que conocí en un viaje a la antigua Checoslovaquia a quien no volví a ver después. Que situación tan rara, ella sabía mi nombre y me elogió diciendo que yo no había cambiado nada, me dijo que miraba las fotos muy a menudo, debe ser por eso, porque los años han pasado por mi, igual que por todos. Se acordaba de los nombres de la mayoría de la gente que fue al viaje, me dijo en dos segundos la trayectoria de su vida, trabajo, casada, dos hijos, y me enseñó la foto del mayor de 10 añitos, y entonces es cuando la reconocí a ella en la cara de su hijo, era clavadito a como yo la encontré cuando al fin destapé mis recuerdos.
Cuando llegué a casa, miré las fotos, y llamé a una amiga que también vino a ese viaje, para contárselo y como ella si tenía el nombre completo de un chaval de Valencia, lo busqué en google y no podía dar crédito a lo que veía. Un señor sin pelo, ni gafas, con un currículum “cum laude” de un conocido (para mi) bufete de abogados me miraba desde su página web, pero yo no le reconocía, estaba segura de que esa persona no era la misma de la que estábamos hablando, hasta que de pronto le miré de reojo y reconocí algo en sus facciones, si esa cara tenía dentro aquel chavalín, rubio, con gafas, pelo largo, atento, simpático y cariñoso, que junto a sus tres amigos llamábamos los monstruos.
Que curiosa es la memoria, puedes mirar sin ver, hasta que sacas una expresión que es la que te hace reconocer a alguien después de casi 20 años.

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