
La entrada al recinto laboral es un nuevo acelerador de estrés y malestar, no se que pretendía que cambiara por el mero hecho de modificar unos guarismos, al fin y al cabo estas fiestas son uno mas de esos convencionalismos tan necesarios para este mundo globalizado y consumista, aunque en mi interior supersticioso y soñador esperaba que de alguna forma mágica (mas mágica que la de los tres monarcas regordetes o el nórdico bonachón vestido de rojo-coca-cola) no se exactamente que, pero algo, lo que fuera, hubiera cambiado, por supuesto para bien, incluso aquella alegría que me dieron los noticieros referente al tabaco se ha desvanecido aplastada por la cruda realidad de unos bares en los que mas parece hubiera habido un efecto llamada de aspirantes a locomotora o una competición para tener el ratio de fumadores mas alto del lugar, en el que el desayuno consiste en un plato principal de humo que se puede prácticamente mascar acompañado de un poco de café para disimular.
Todo sigue igual!!!!
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