jueves, 26 de noviembre de 2009

Ponerse de acuerdo, ¿eso que es?

En un mundo lleno de una variedad ignota de personalidades, que difícil es encontrar a alguien con tus mismas inquietudes, o eso mal llamado alma gemela, si ya nos contaba Jeremías las desavenencias vecinales, tampoco se quedan atrás las de los propios amigos.

Por estas fechas tan señaladas tenemos por costumbre quedar con unos amiguetes a los que solo vemos y con los que mantenemos relación una vez al año, pues bien, como casi siempre hay un alma mater o dos, que organizan los eventos, buscan el sitio, hacen la reserva etc,. hasta ahora siempre han sido nocturnos es decir cena y copa deprisita que nos entra el sueño. Esta vez y como nuestros años pesan en los cuerpos o para los que no quieran sentirse aludidos diré mejor que ya no estamos acostumbrados a cenas copiosas y el trasnochar si no es imprescindible, este año se ha planteado que sea una comida, así los que tienen niños pueden asistir, y tenemos más tiempo para la sobremesa y charletas varias.

Bueno pues no acabamos de recibir el mensaje cuando ya hay detractores a la idea, si todos estos años hemos hecho lo que ellos han querido, qué motivo hay para no poder dar gusto a la otra mitad, y empiezan a poner problemitas con sorna así que yo esta vez no me pienso apear del burro, que ya está bien de ser una pusilánime, ahora decidimos los diurnos, que los vampiros ya tuvieron su turno.

Luego está el tema de cuadrar el día en cuestiónr, se han planteado dos opciones que aunque alguno con muy mala memoria piensen que no hay problema, en esas fechas siempre tenemos eventos ineludibles, que intentaremos solventar de la mejor manera posible, y aquí está la malévola ley de Murpfy empeñada en aglutinar todo el mismo fin de semana, cuando hay otros que te mueres de asco en casita.

Lo que está claro es que si no hay espíritu de negociación no sabremos nunca lo que es ponerse de acuerdo.

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