martes, 12 de mayo de 2009

Cabezas con las neuronas apagadas

No sirve de nada leer, hacer sudokus, crucigramas, el brain training, ni comer rabitos de pasas, la chaveta se nos está escapando del cuello.

Será por falta de concentración, por el estrés, por las múltiples tareas que nos imponemos, por lo que sea las neuronas de nuestro cerebro están a por uvas, he recopilado entre mis compañeras de trabajo y de edad (rondamos los 40-50 añitos), las curiosidades que nos pasan demasiado a menudo para nuestro gusto.

Empiezo con mi propio ejemplo, ayer, estaba tecleando como una posesa en mi ordenador cuando de pronto suena el teléfono de mi mesa y ni corta ni perezosa grito: “Dígame, diga, dígame” y como no paraba de sonar, ya me quedo mirando el teléfono y me doy cuenta que ni siquiera lo había descolgado, cuando lo comento a modo de chascarrillo con mis compis, me empiezan a contar otras batallitas similares, por ejemplo una compañera se empeñaba en mover el ratón, pero este ni se inmutaba, cuando miró su mano vio que lo que estaba cogiendo y arrastrando por la alfombrilla era la grapadora. Otra me dijo que se tiró un cuarto de hora haciendo una cuenta en la calculadora y no le salía el resultado por ninguna parte, cuando se fijó mejor vio que estaba marcando los números en el teléfono de su mesa, donde le daría a sumar en la almohadilla?. Hay quien para llamar al ascensor, saca el mando del coche, otra se pasó 20 minutos buscando sus gafas y las tenía puestas en la cabeza a modo de diadema, lo triste es que al principio las demás tampoco las vimos para decírselo.
Hoy mismo me llama una amiga y me dice, que ayer se iba con una cinta VHS debajo del brazo pensando que era su bolso, a veces yo voy con un papel, lo llevo en la mano, me siento en mi mesa, y por obra de birlibirloque, desaparece, me pongo a buscarlo como una posesa, y no lo encuentro, pasan las horas, los días y lo doy por perdido, y un día sin quererlo va y aparece, yo digo que son las meigas, pero la verdad es que seguro que me he liado con otra cosa y lo he perdido de vista
.
Cuantas veces nos ocurre que damos a imprimir un documento, salimos corriendo a la impresora y no sale, y esperamos, y que no sale nada, volvemos a nuestro ordenador y vemos que no le hemos dado a aceptar, o estamos en el baño, y nos acordamos de algo que tenemos que hacer, volvemos a nuestro sitio y adiós, ya nos sabemos que era.

En fin que tiempos aquellos en los que no se nos pasaba ni una y la cabeza estaba rebosante de neuronas brillantes.

Esto, de que estaba hablando?

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