domingo, 30 de noviembre de 2008

Paciente

Cuando los médicos empezaron a denominar así a sus "clientes" deberíamos haber sospechado, no somos enfermos o accidentados somos "pacientes" con todo lo que ello implica.

Estábamos citados a las 9 de la mañana, hospital La Zarzuela, Km 10 de la A6, aunque salimos con tiempo esta carretera siempre consigue desesperar a cualquiera, llegamos puntuales a pesar de todo, entregamos la documentación y nos remiten a los asientos de enfrente - no hay una sala de espera al uso- estos se convertirán y mi compañía para el resto del día.

A eso de las 10 nos llaman para pasar a una pequeña habitación donde esperar turno para quirófano, allí ponen a Fabiola el uniforme que ha triunfado en todas las temporadas de moda hospitalaria consistente en un camisón abierto por detrás y cuyo único punto de cierre esta a la altura del cuello con lo que una parte importante de la anatomía queda constantemente al descubierto, pasado ese tramite ponen una vía y nos dejan esperando otra vez.

Una hora después viene por fin el cirujano y rotula la zona a operar, es un tipo profesional no sonríe, habla lo justo, escanea y estudia el terreno, se centra en su trabajo como un operario en la reparación de una maquina estropeada, inmediatamente entra un enfermero y se lleva a una un poco asustada Fabiola a la zona restringida donde la operarán.

Salgo y decido desayunar ya que para solidarizarme no lo he hecho y llevo si probar bocado desde ayer a la 9 de la noche, pido café y barrita tostada.

Son las 12.45 cuando sale el medico para hablar conmigo, todo ha salido bien, me explica los pormenores del post operatorio, cuanto debe andar, las dosis de medicamento, recomendaciones y consejos, demasiada información a procesar, el como adelantandose a mi pregunta, me indica que todo lo que me esta diciendo viene escrito en el informe, nos despedimos y no puedo dejar de pensar que los médicos son una especie diferente, son casi semi-dioses con un poder en sus manos no siempre valorado en su justa medida.

Calculo que la anestesia tardara una o dos horas en desaparecer, me han dicho que me llamaran cuando pase a la sala de "pre" que llaman ellas, decido no ir a comer a la espera de noticias,

Una hora mas tarde vuelvo a preguntar por ella y me dicen que estas cosas tardan un poco, vuelvo a esa silla que conozco ya tan bien y en la que he probado mil posturas.

A las 15.00 hacen el cambio de turno y aprovecho que cambia la recepcionista para preguntar nuevamente, me dice lo mismo que esto tarda unas dos horas, insisto y consigo que descuelgue el teléfono, llama y me comunica que ya le dirán algo, otra vez a la silla "pacientemente".

De detrás de una puerta viene el olor de la cafetería, menos mal que no es precisamente agradable, son casi las cuatro y sigo sin saber nada de Fabiola ni cuando voy a comer, decido que lo mejor es "darse una ducha", cuando quieres que algo pase lo mejor es hacer otra cosa para que la ley de Murphi intervenga y desencadene los acontecimientos, digo en recepcion que voy a tomar algo y que me avisen si hay alguna novedad.

El tiempo justo de un pincho de tortilla, una coca cola y cuando vuelvo me están esperando para entrar.

Fabiola no tiene su mejor cara, pero ya ha pasado todo, aun así hay que volver a esperar otro poco mas mientras termina de recuperarse, cuando salimos de allí son las 17.30, como colofón el parking del hospital me clava 15 leuritos.

P.D. en el informe viene todo perfectamente explicado menos el nombre del medico que interviene y por toda firma un garabato que podría pintar un niño de tres años ¿sospechoso?.

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