domingo, 12 de octubre de 2008

De Mudanza

Como cada Domingo, nos hemos levantado mas tarde de lo habitual, pero lo inusual es que hoy tocaba llamar a mis padres.
Ayer estuvimos hablando sobre la conveniencia o no de ir al pueblo a llevar los trastos de la habitación, ya desmontada, de mi hermana y recoger la segunda cama que un día fue mi habitación.
La previsión es que llueva, y sinceramente, con lluvia me gusta conducir mas bien poco.
La conversación con mi madre, transcurre entre términos del tipo "lo que tu quieras", "ya nos habíamos echo a la idea", "y si no ¿cuando?". Conclusión: Nos hemos puesto en carretera.

Lluvia torrencial, dolor de muelas espectacular y cabreo monumental. A Cristina ni la dirigí la palabra ¡cómo si ella tuviera culpa de algo!

Llegamos al pueblo, en Avila, y sol de justicia. Nos sobraba toda la ropa y a mi faltaban todas las ganas. ¡jodido cabreo!
Después de descargar lo que traíamos de los dos coches. Decidimos probar si cabía la cama en el mio. Algo ajustadita, pero cabe. Un problema menos. Ya no hay que desmontar el coche de mi hermano, pasar los niños al coche de mi Padre y esperar a ver que cara pone mi cuñada.
Me tomo un Nolotil ¡ya no aguanto el dolor de muelas!
Queda montar las tablas que hemos traído y volverlas a convertir en mesa y estanterías, pero eso ya lo haremos por la tarde.
Llamamos a mi hermano para ver por donde anda. A mis sobrinos hace casi 2 meses que no los veo. Dicen que están en la plaza, así que para allá que nos vamos.
En la plaza no hay nadie. ¿Dónde estáis? Pues que nos hemos ido para las eras. ¡Ese es mi hermano! ¡Jodido dolor de muelas!
Al final nos vemos (mas tarde de lo esperado) de nuevo en la plaza. Sólo el mayor de mis sobrinos reparte besos, el pequeño ni se lo plantea. Sigue pareciéndome mal que mi hermano no le diga nada para que por lo menos le de un beso a los abuelos, pero me lo sigo callando.
El tapeo no lo disfruto ¡la cerveza sin alcohol no es cerveza!
Nos vamos a comer y comemos todos en casa de mi hermano. Sopa de cocido (de Gallina Blanca) y albóndigas (de mi señora madre). Me contengo, se supone que estoy haciendo cosas para no seguir engordando e incluso si es posible bajar peso.
Terminada la comida y tras jugar un rato con mi sobrino (el mayor) nos vamos todos para casa de mis padres para terminar de montar los dichosos muebles. Prueba conseguida. Otra cosa es saber para que valen esos muebles en el pueblo y donde van a quedar definitivamente ubicados, esa decisión queda postergada para el próximo verano ¡por hoy ya está todo el pescado vendido!
No ha llovido, ni siquiera amagado en todo el día desde que llegamos al pueblo ¡eso es lo que llaman probabilidad de lluvias del 85%!
Volvemos para Madrid. Todavía queda por descargar la cama y subirla a casa de mis padres.
Se acabó. Ya estamos en casa, yo estoy tirado en el sofá y parece que el dolor de muelas ha remitido.
¡joder, se nos ha olvidado coger la silla!

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