jueves, 2 de abril de 2009

A la caza.

A medida que uno va y viene por una misma ciudad empieza a conocer aunque solo sea de pasada a ciertos personajes que deanbulan por las calles, se hacen familiarmente reconocibles, puede ser el tío que vende pañuelos en el semáforo, que ya empieza a caerte bien porque te avisa de que llevas los faros encendidos o una rueda sin aire, pueden ser los camareros, tenderos, fruteros y demás eros que atienden detrás de un mostrador, yo sin ir mas lejos debo ser uno de ellos para mucha gente, debido mi trabajo tengo que ver diariamente a personas que me reconocen perfectamente de otras ocasiones, incluso recuerdan mi nombre para gran asombro mio, ya que por mi natural despiste yo no recuerdo ni sus caras.
Pero los mejores son sin duda los peculiares, aquellos que se esfuerzan para ser diferentes, acabas viéndolos en Madrid Directo o en algún anuncio de TV como el tipo con gabardina que se le llevaba el viento o las típicas estatuas impasibles de la plaza mayor.
En mi caso persigo a un mensajero que iba en vespa, ahora va en una honda y la tiene decorada con millones de muñequitos pegados en la carrocería y en su propio casco.
Esta es la mejor foto que he conseguido tomarle.

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