domingo, 5 de abril de 2009

Son mis amigos, en la calle pasábamos las horas.......

La semana pasada quedamos con mis amigos del instituto, esta vez fue muy breve no llegó a dos horas lo que nos vimos, la culpa o las gracias al mal tiempo.
Cuando éramos jóvenes no me daba cuenta de nada, hasta que tuve casi veintitantos años, pero ahora desde la experiencia que da la edad se ve todo mucho más claro.
Como en toda pandilla adolescente, nos lo pasábamos bien, hubo quedes amorosos de un@s con otr@s, los que gustaban lo hacían a más de un@ y los que no pues a dos velas.
Nos veíamos todos los días y fiestas de guardar, quedábamos siempre en el banco (para poder esperar sentados a los tardones) que estaba frente al manicomio (no diría yo que eso, no nos haya afectado de alguna manera) en fin lo que más hacíamos era ir a comer pipas a la puerta de una casa que creíamos abandonada, pero al cabo del tiempo salió una viejecita y nos puso verdes por dejar el suelo lleno de cáscaras.
Hablábamos de lo divino y de lo humano, arreglábamos el mundo tomando un café (pues no había pasta para más) en un bareto de mala muerte, jugábamos al billar por que era barato y sobre todo al mus en la casa del que se quedaba libre.
También compartí con ellos mis primeras excursiones, a Sigüenza menuda experiencia, en tren y alojados en una pensión de mala muerte, comiendo latas y bocadillos, pero nos reíamos mogollón, mi primera acampada (después de la cual le dije a mi madre que me prohibiera tajantemente volver a otra), la primera vez que fuimos en coche por que había varios motorizados, en los que confiaban sus padres tanto como para dejarles el coche para hacer de nuevo otra excursión a Sigüenza, y dormir en un hostal mejor que la primera vez.
En fin tengo recuerdos con ellos muy bonitos, pero por otro lado me doy cuenta que como en toda tribu había uno o dos líderes (entre los que, desgraciadamente, nunca me encontré), uno o dos llevaban de manera constante la contraria, y luego los que no queríamos discutir por discutir, ante cualquier conflicto, intentábamos apaciguar a los dos bandos sin dar la razón a ninguno (algunos pensarán eso es nadar y guardar la ropa, puede que si), pero cuando teníamos suerte, parecíamos los pacificadores, nos hacía sentirnos importantes y llegábamos a la conclusión de que era un entrenamiento para nuestra vida posterior.
Después de cinco o seis años con la misma tónica descubrí que existía otra vida a parte de la de mis amigos, los veía como un círculo cerrado donde no podía entrar nadie y si salías se enfadaban contigo, pero salí, descubrí que se podía bailar, tomar copas, quedar fuera de Leganés (fue como independizarme), pude conocer Madrid, conocer a otra gente con otras inquietudes, otras vivencias, otras metas, otras historias y eso me gustó.
Cuando quedábamos los notaba fríos, ya no era uno de ell@s, pero dije se acostumbrarán, yo tengo que seguir con mi vida, no puedo quedarme atrapada en el tiempo, tengo que crecer como persona, equivocarme yo sola, o acertar.

Recuerdo aquella etapa con mucho cariño y aunque no llegamos a perder el contacto del todo, un buen día me vuelven a incluir en sus vidas, vamos a quedar para ir a Cercedilla, y alguna que otra salida más. Entonces me doy cuenta de los cambiados que ha habido, al final casi todos siguieron mis pasos pues si no ninguno habría cambiado en absoluto, algunos hasta de orientación sexual, pero son mis amigos, siguen de boquilla diciendo que son progres y rojillos, aunque lleven la vida que critican, llevan a sus hijos a coles concertados pero los ponen verdes, otros son antiglobalización, pero siguen fieles a las marcas de ropa (que seguro hacen niños en la India por una mísera rupia), otros critican el sistema y son funcionarios la mayoría, ninguno tiene que levantar una empresa con empleados, ni quedarse currando hasta las tantas, sábados y domingos, de esas cosas no se puede hablar, y aunque son mis amigos, veo su intolerancia, su dictadura, su cerrazón, no soy igual que ellos por que abrí mi mente a otros mundos, por que prefiero contrastar las cosas, y ver que no todo es blanco o negro, sino que existe el color gris, que todo puede tener un término medio que llegue a agradar a la mayoría, soy tonta y no llego a su nivel intelectual, por que me puse a trabajar cuando todos ellos estudiaban la carrera?, sus padres si se la podían pagar, los míos no, por eso tenía que haberlos tachado de hijos de papa como hacían ellos con otros?

No puedo hablar de matemáticas como ellos, pues nunca me gustaron, no puedo hablar de filosofía por que tampoco no la entiendo ni he leído sobre el tema, no puedo hablar de casi nada de lo que para ellos es importante, solo tengo mi día a día, y eso no tiene glamour.

Ahora con vernos una o dos veces al año, damos por cumplido el expediente, y aunque suene a peloteo, prefiero quedar, ver y escuchar a otros amigos que me han llegado posteriormente de la mano de Leandro.

Y que ahora para mí también son mis amigos y a veces en la calle pasamos las horas.

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