Segundo, naturaleza a varios niveles:
Turista de alpargata, con visita de la ermita de San Frutos , aparcamiento señalizado a la suficiente distancia, kilómetro y medio andando hasta las ruinas, marco incomparable, rapaces de varios tipos volando a escasos metros de las cabezas de los aprendices de fotógrafo y rezo para los afines.
Tercero, gastronómico de alto nivel y no solo por la calidad de lo ofertado, sino sobre todo por la cantidad que se puede llegar a ingerir si no se toman las debidas precauciones.
Cuarto, deportivo-pachangero, recorridos en piragua sin demasiado sufrimiento o rutas a caballo o bicicleta.
Todo adaptado a un gran abanico de edades, condiciones económicas y por supuesto familiares, desde la abuela hasta el recién nacido pasando por el inquieto omnipresente de 4 añitos lo pasarán teta.
Tiene muy buena pinta, me lo apunto, muchas gracias viajeros.
ResponderEliminar