martes, 17 de marzo de 2009

Andar por andar

Habéis andado alguna vez solo por el placer de andar? es curioso, sales de tu casa y empiezas a caminar a paso ligerillo, te vas cruzando con gente, vas viendo escaparates, personas en los parques, el cielo azul y el verde de los árboles en los jardines, los perros que olfatean, las palomas que vuelan rasantes casi tocando tu cabeza y sigues andando, cuando te quieres dar cuenta llevas dos horas y media y entonces de repente notas que tienes piernas y no dos columnas de metal, uno dos, uno dos, llevas casi un paso marcial, y te preguntas, hasta donde podría llegar sin parar?

A veces me acuerdo de Forrest Gump, cuando empezó a correr y no paró en “3 años, 2 meses, 14 días, y 16 horas”, te dices yo podría hacer lo mismo, pero de pronto caes en la cuenta de que tus piernas son de carne, hueso y músculo (bueno aunque no muy entrenados pero los tengo) notas que estas cansado. Pues va a ser que no puedo ir andando indefinidamente ¡menudo chasco!, acabas de ver que eres una persona que no entrenas a diario, y ya solo tienes una meta llegar a tu casa lo antes posible y sentarte en tu sillón, y ahí es cuando la fastidias de verdad, porque ya no te puedes levantar, y si lo haces porque no te queda más remedio, es para imitar a Chiquito de la Calzada con unos pasos que no creías que serías capaz de reproducir jamás, te duelen los muslos, los gemelos, las espinillas, los pies, te duele hasta el alma y ni el agua con azúcar tan milagrosa en otras épocas, te alivia, solo pensar que al día siguiente podrás ir a trabajar en tu cochecito, eso si notando algún dolor cada vez que embragas, frenas o aceleras.

En fin que es muy saludable andar, pero con moderación, que tampoco es bueno pasarse, os lo digo yo.

1 comentario:

  1. Espero que sepas que este tipo de actividades se hacen con el consorte colgado del brazo.

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