Dos días lleva haciendo buen tiempo y de repente las calles, las plazas, los parques pasan de ser zonas inertes a ser un bullicio de personas que vienen y van, o están sentados en los bancos o en las terrazas, aún ilegales seguramente, tomando el sol.
Qué diferencia con los días grises, fríos y lluviosos del invierno, aunque ya sé que son muy bucólicos, seamos honestos, solo nos gustan cuando los vemos dentro de nuestra casita calentitos y mirando por un bonito ventanal lo mal que lo pasa el que va por la calle y se le da la vuelta al paraguas y le ves irse empapado y pelado de frío.
El caso es que ya es casi primavera, y no sólo en El Corte Inglés, si no por todas partes, los árboles brotan, los pájaros no paran de hacer gorgoritos, y tu te vas a dar una vuelta de una horita, pues ya sabemos que eso es salud, (quien mueve las piernas mueve el corazón, que decía un eslogan publicitario de mi época), y vas pensando en mil cosas, la cabeza no para, te dices para tus adentros : ¡ Jo, que día más guay!, ¡a ver si me voy a quemar! debería haberme puesto protección solar, ¿estará caducada la del año pasado?.
Y vas así a tu rollito, detienes la vista en cosas sin ninguna importancia, pero que te llaman la atención, estás como más receptivo a todo, te cruzas con la gente y solo escuchas alguna palabra o frase inacabada, por que ya estás demasiado lejos, con tu paso ligero como para oír nada más y sigues pensando: ¡es curioso, si juntara todas las que oigo diariamente de esa manera a lo mejor podría escribir una historia y buscarle algún sentido, puede que algún día lo haga!.
En fin que parece mentira pero al astro rey le viene el nombre que ni pintado, parece que cuando un día es soleado con un azul intenso en el cielo de película en cinemascope o como el hielo del glaciar Perito Moreno que nos cuenta Agustín, todo es posible, se levantan los ánimos, todo se ve de otro color y parece que nos desperezamos igual que los osos del largo letargo invernal.
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