martes, 10 de marzo de 2009

¿Y tu que harías?

Pongamos un hipotético caso de una empresa hipotética, donde hay una jefa déspota, bipolar, donde hoy te vende que esto es como te está diciendo y mañana te bufa por que ella nunca dijo eso.

Encontrarla secretaria es como jugar a la lotería, es triste pero se hacen apuestas de cuanto aguantarán. Por su garras han pasado de momento siete contratadas por obra y por supuesto fuera de convenio, cosa que muchos (los sindicatos sobre todo) piensan que es un chollo, pero no gozan de ninguno de los beneficios que el resto de los trabajadores, a parte de que no existe ningún plus que pague el trabajar con ella, ni aguantar los gritos, insultos, y el régimen carcelario que impone no permitiéndolas que vayan al baño, a comer, atender llamadas personales de su marido enfermo, y como colofón casi agredirlas por que si te empujan o zarandean te están agrediendo con abuso de autoridad.

Esta individua no solo se porta mal con sus subalternas directas, también lo hace con los directores, subdirectores, jefes y quien se le ponga por delante, pero ninguno se revela (tiene que ser por el dinero, que estos si que se lo llevan muerto).

Según iban desfilando por la 5ª planta, contrataban carne fresca, ella las engañaba con la manzana como a Blancanieves, todo es perfecto, te encantará trabajar conmigo, veo que tu currículum es excelente (ya me encargo yo de desequilibrarte mentalmente).

Así llevan, no llega al año las nuevas secretarias, una vino embarazada y temíamos por la integridad del bebé y la madre, se salvó un poco porque estuvo solo dos meses de baja maternal, pero la sirvió para estar lejos por un tiempo y de momento parece que va aguantando, llegó otra que no quiso creer lo que se contaba, pero también lo sufrió en sus carnes y decidió irse, iba a buscar otro trabajo, fue a un par de entrevistas, mientras la buscaron una sustituta, y el último día cuando se estaba despidiendo de todos se descuelga con que la bruja del cuento la hace una contraoferta para que se quede (más dinero pensará todo el mundo, pues no) es a cambio de trabajar menos horas por menos sueldo, se va una semana, se lo piensa y vuelve, y yo me pregunto hasta dónde está el ser humano dispuesto a tragar cuando tu salud ya está peligrando, cuando te hacen dudar de ti mismo, de tu capacidad, de tu trabajo.
Las formas de trato no van a cambiar, y en dos semanas estará llorando por los rincones.

Es cierto que la cosa está difícil fuera, y si tienes hipotecas y gastos a los que hacer frente no puedes quedarte en casa pero y si cobraras el paro hasta encontrar otra cosa.....

Hasta qué punto merece la pena, o queremos creer que te ofrecen quedarte por que se han dado cuenta de lo que vales?

Piensa si estuvieras en un caso así ¿tu que harías?

2 comentarios:

  1. No consigo imaginar una empresa por hipotetica que esta sea en la que pueda existir jefe con semejantes condiciones.

    ResponderEliminar