miércoles, 11 de marzo de 2009

Por esto voy de higos a brevas a la peluquería

Después de salir del trabajo he ido a lavar el coche pues le hacia falta un cambio de imagen tanto como a mi (era granate pero ya no me acordaba), he ido a hacer la compra y luego he pensado, podía ir a la pelu, total seguro que en una hora he terminado, dicho y hecho, he llamado y me han dado hora a las cuatro y media, nada más llegar muy amablemente me invitan a sentarme y a “esperar un momentito”, cojo un revista del corazón, pero es de enero, ojeo una de estilismo a ver si me inspiro y decido a quien quiero emular, marco unas hojas, segurísima de que nunca me pareceré a la modelo que lo lleva, pues a ella le queda bien hasta una ensaladera con alcachofas colgando, miro el reloj y ya eran las cinco y cuarto.

A las seis menos cinco me dicen ¿qué se va a hacer? y aunque ya lo he dicho cuando he entrado, se lo repito: “unas mechas” mira, la enseño la revista y digo algo así mechas de dos colores, tu verás que eres la profesional, a continuación me ponen el traje de combate, es decir la toalla metida por el cuello.

A los diez minutos viene con el carrito negro con ruedas donde trae todos los elementos necesarios para mi transformación, platillo de plástico con brocha y un mejunje de color azul, papel albal esta vez de color verde por fuera, plata por dentro cortados en enormes rectángulos, como para envolver un bocadillo, y lo más importante el peine de rabo largo y empieza el ritual, hasta que acabo con la cabeza llena de paquetitos plateados de color verde colgando desde la raíz (soy lo más parecido a un patético árbol de navidad con pelos sueltos entremedias), la foto de esta guisa no tendría precio.

A media cabeza me doy cuenta de que solo hay un platillo de plástico y no dos que es lo que yo quería mechas de dos colores, se lo digo a la profesional y me dice que según la foto no eran dos colores solo uno de mechas y otro de base, luego entonces la digo, son dos colores, recapacita y me dice pues no la había entendido, pero si quiere cuando acabe de ponerle estas empiezo con otro color, y la digo no, no, no, déjalo de verdad que no me quiero quedar aquí a dormir.

Y he pensado que han pasado casi tres horas hasta que he podido salir con el pelo medio mojado (menos mal que hace buen tiempo), ya no sabía como ponerme en la silla, he hecho todos los autodefinidos y crucigramas de la revista, he visto salir a gente que ha venido casi dos horas después que yo, en la radio que tenían de fondo han dado la vuelta tres veces las mismas canciones y entonces he recordado porque voy solo dos veces al año a la peluquería.

Lo siento por los chicos, pero me tenía que desahogar.

1 comentario:

  1. La de cosas que me pierdo por esta mania mia de hacerme yo mismo mis apaños en casa.

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